Gómez Pantoja, Joaquín. "Orígenes y desarrollo del régimen imperial" en: Historia Antigua (Grecia y Roma)., pp. 501-528.
ORÍGENES Y DESARROLLO DEL RÉGIMEN IMPERIAL. DE LOS IDUS DE MARZO AL «AÑO DE LOS CUATRO EMPERADORES»
1. Fuentes
Muchas fuentes directas o que se informaron de documentos directos. Cicerón, Tácito y Suetonio. También autores griegos como Estrabón, Dion Casio, Plutarco y Josefo. Literatura que refleja la mentalidad de la época como Horacio, Virgilio y Ovidio. Los papiros de Egipto son muy abundantes en información. Los dos primeros siglos del imperio fueron la edad de oro de las inscripciones. Hay inscripciones en monedas, paredes, láminas metálicas, etc. La cultura material y el equipamiento urbano son la parte más visible de la romanización.
2. De los “Idus de Marzo” hasta Accio
El magnicidio de Julio César el 15 de marzo de 44 a.C. (idus o mitad de marzo), para liberar a Roma de la tiranía, aunque contó con apoyo de Cicerón, no tuvo respaldo popular. Menos cuando se descubrió la herencia de Julio César al pueblo de Roma. Marco Antonio, cónsul con Julio César (a quien sucedió Lucio Escribonio Libón), se mantuvo al margen sin apoyar a los autores. El senado le rindió honores a César a la vez que aprobó una amnistía para los “libertadores”. Hubo un nuevo reparto de provincias y a Marco Antonio se le asignó Macedonia pero se rebeló y por manejos políticos en el Senado incorporó la Galia Cisalpina a sus provincias (que se le había otorgado a Décimo Bruto).
Cayo Octavio, provenía de un hogar poderoso, su padre se casó con una sobrina de Julio César. Luego su madre al enviudar se casó con Lucio Marcio Filipo que fue cónsul. César lo tuvo cerca y lo llevó a batallas en África y en la campaña contra los partos, volviendo victorioso. Al morir Julio César Octavio reclamó su herencia y pidió castigo a asesinos, lo que fue obstruido y por eso tuvo enfrentamiento con Marco Antonio.
Octavio se presentó al foro romano con soldados, lo que fue visto como sublevación. Soldados de Marco Antonio dieron su apoyo a Octavio. Logró que el Senado exigiera a Marco Antonio (de camino a La Galia con las tropas Macedónicas), regresar las tropas, este se negó y hubo combate sangriento entre tropas de cónsules leales a Octavio y a Marco Antonio con triunfo para Octavio, pero seguía sin el apoyo del Senado. Tomó militarmente el senado el 19 de agosto de 43 a.C. y este le eligió cónsul, a la vez que estableció tribunal para juzgar a los asesinos de Julio César. A pesar de la disputa, Octavio, Marco Antonio y Lépido (colaborador de César) se reunieron cerca de Bolonia y pactaron paz y formaron gobierno de los tres, el triunvirato con poderes superiores a los de cualquier Magistrado.
Se le recuerda como el segundo triunvirato por el acuerdo entre Pompeyo, Craso y César en 61 a.C., pero este no tuvo refrendo legal. Este segundo sí lo tuvo por lo que el Senado tuvo que aceptarlo, pero dio pie a la revolución. Se proscribieron aliados de los enemigos, incautaron bienes y eliminaron a enemigos como Cicerón. Con los bienes una nueva aristocracia leal al triunviro de fortaleció. En el reparto de provincias Ocatio fue el perdedor pero era el menos experimentado. Las orientales se dieron a Bruto y casio, asesinos de Julio César, lo que provocó guerra civil y fueron derrotados los últimos dos asesinos de Julio César. Esto obligó a un reparto del poder, con Antonio en Oriente, Octavio en Roma y Lépido fue desposeído.
Marco Antonio fue de campaña a poner orden y al día los tributos en Oriente, así como a restaurar tratados y alianza. Luego fue a Egipto y fue cautivado por Cleopatra. El conflicto seguía y el triunviro en Roma no lograba poner orden. Marco Antonio regresa y acuerda con Octavio alianzas, se reparten el occidente Octavio y Oriente Marco Antonio, y se casa con Octavia, su hermana.
Otra causa del caos era la hostilidad de Pompeyo (hijo, llamado Sixto Pompeyo) que bloqueaba el abastecimiento de Roma con sus naves y hubo que negociar con él y ceder el control de Sicilia, Córcega y Cerdeña (de Octavio) así como el Peloponeso (de Marco Antonio). Octavio solo pues Marco Antonio no le apoyó, lo combatió en Córcega y Cerdeña triunfando. Luego pactó con Lépido y Marco Antonio (acuerdo de Tarento) y derrotaron a Pompeyo, recuperando las provincias Octavio y consagrándose como dueño de todo el occidente del Imperio.
Los rumores de la relación de Marco Antonio con Cleopatra eran más fuertes y se supo que estaba organizando el Oriente sin contar con Roma. El triunfo de la campaña contra los partos es 34 a.C., fue celebrado en Alejandría. Al final del 33 a.C., Octavio dio por finalizado el triunvirato y juraron lealtad a Octavio todos los habitantes de las ciudades de Italia, las Galias, África, Sicilia, Cerdeña y las Hispanias. Marco Antonio y Cleopatra fueron declarados enemigos de Roma por el Senado. Marco Antonio y Octavio se enfrentaron el guerra en la entrada del golfo de Ambracia, bajo el promontorio de Accio en la Batalla de Accio el 2 se diciembre de 31 a.C.: Cleopatra se retiró sin pelear y Marco Antonio huyó con ella. Octavio buscó apoyo de Herodes de Judea (antiguo cliente de Marco Antonio) y desde Siria lanzó operaciones contra Egipto. Antonio se suicidó creyendo muerta a Cleopatra. Luego Cleopatra se suicidó. Egipto sería así una provincia de Roma pero con prohibición de ser visitada por Senadores. Octavio estableció un protectorado sobre Armenia y logró fidelidad de casi todas las dinastías locales. Herodes de Judea, Amintas de Galacia y Arquéalo de Capadocia.
3. El Principado de Augusto
Octavio era ahora dueño del poder absoluto, pero a la vez como triunfador de la guerra civil, debían acabar su poderes extraordinarios. Con una fachada institucional, de restauración, avanzó hacia una monarquía. Ejerció el consulado por quinta vez y renovándose anualmente hasta 23 a.C. Gozaba de privilegios de origen, divinos, y de inmunidad otorgada por los tribunos plebeyos, aunque todo dependía realmente de la decisión del Senado. En 28 a.C., con el apoyo de Agripa hicieron labores censales y de reconstrucción interna, para restaurar las viejas costumbres. Eliminaron cerca de 200 miembros del Senado para elevar la calidad moral y condición social a la vez que fortaleció esa aristocracia haciendo el Senado hereditario.
Octavio tomó entonces en 27 a.C. una decisión sorpresiva: renunció a sus poderes extraordinarios y los devolvió al Senado y al Pueblo de Roma (restauratio rei publicae) devolviendo todo lo que durante el triunvirato se tomó, excepto provincias fronterizas conflictivas donde mantuvo poderes excepcionales. El Senado tomó decisiones para dar imagen institucional al nuevo régimen y le otorgó el título de Augusto: Imperator Caesar Divi filius Augustus a partir de 27 a.C. Así se le renovó el consulado anualmente. En 23 a.C., renunció definitivamente a su poder. Conservó poder de imperius maius (autoridad sobre otros magistrados y asamblea) y potestad tribunicia (derecho de veto y poder promover plebiscitos).
Augusto era muy adinerado por Herencias y botines pero dedicó mucho al evergetismo. Con el acuerdo se semejaba a relaciones de patronazgo y clientela.
En 2 a.C. se le dio el título de pater patriae.
Augusto fue un servidor estatal austero, justo que buscaba ejemplaridad, pero no dudaba en anteponer la razón de Estado a cualquier otro valor, aplastando opositores y obstáculos. Su tercer matrimonio con Livia en 38 a.C., fue motivo de rumores ya que se aseguraba que ella había inducido la muerte de todos los herederos de su marido, excepto su hijo Tiberio, que ciertamente murieron pronto. Augusto sin embargo marginó a Tiberio como sucesor.
Aparte de ella, su amigo Mecenas fue protector de los escritores de la época (Virgilio, Horacio y Propercio). Agripa era más cercano y afín. En 21 a.C. trató de designarlo sucesor pero no fue posible pues murió en 12 a.C. Como Augusto no reconocía el carácter monárquico de su autoridad, no pudo establecer una línea de sucesión clara y garante de legitimidad. Al final, aunque obligó a Tiberio a divorciarse de Vipsania, hija de Agripa, y lo obligó a casarse con su hija Julia tuvo que renunciar a sus magistraturas y exiliarse en Rodas por manipulaciones de Augusto.
Cayo César (hijo de Julia), asumió como Príncipe de la Juventud pero no pudo asumir por muerte prematura. Le quedaba un hijo póstumo de Agripa y Tiberio, a quien el Senado reconoció como sucesor.
Agusto era restaurador, por lo que no pretendió ni abolir ni modificar ninguna institución republicana como magistraturas, Asambleas o el Senado, pero sí ejerció su poder de forma indirecta recomendando candidatos. Con el Principado el Senado fue cada vez más el depositario de la soberanía de Roma. Era consultivo del Príncipe pero se consideraba conveniente que aprobara sus decisiones y los senatusconsulta fueron leyes. Las guerras y sus beneficiados, así como estrategias de Augusto, fueron reemplazando mucha de la aristocracia del Senado por una nueva clase no Romana.
Había teóricamente un doble gobierno: el tradicional constituido por las Asambleas del pueblo y magistrados electos anualmente, junto con el Senado y el que ejercía el Príncipe, extraoficial y sin aparentes poderes.
Desde principios del siglo I a.C., los habitantes de Italia eran además ciudadanos romanos. Augusto la dividió en once regiones censales y fiscales pero no se involucró tanto.
En donde su ejerció su poder fue en las provincias imperiales que eran territorios fronterizos, las provincia principis era un territorio enorme, gestionado por el Príncipe. Delegaba poder en los legati augusti (de rango pretorio) para las provincias más delicadas como Tarraconense, Siria, Dalmacia, Pannonia, Mesia o Germania. A los pretorios se les delegó Lusitania, Aquitania, Bélgica, Lugdunense y Galatia.
Un tercer grupo impropio de la dignidad senatorial eran Ratia, Alpes, Nórico, Judea, Cerdeña y Córcega.
Egipto era administrado como su propiedad personal.
Las comunicaciones eran registradas por esclavos y libertos, que es el germen de la burocracia imperial.
Aunque se asocia la expansión imperial con el período entre la victoria sobre Pirro (guerras pírricas 280-275 a.C. en Epiro (Albania hoy) y la destrucción de Cartago (tercera guerra púnica 149-146 a.C.), realmente es en el siglo siguiente, el que termina en 31 a.C. que se dio el crecimiento por la incorporación del Oriente Helenístico, casi toda Iberia, las Galias y tierras en el norte y este de Italia. Es dudoso si hubo un plan estructurado o meras oportunidades y el deseo de satisfacer a la opinión pública.
El principal peligro estaba en el frente oriental por amenaza de avances de partos sobre Siria, Asia Menor y reinos bajo la protección como clientes que servían de tapón.
Armenia fue protectorado que sin ser cliente ni provincia ayudó a la contención. Capadocia y Ponto seguían siendo reinos independientes pero servían de tapón.
Siria era el punto de apoyo para la defensa con el apoyo de Judea y principados árabes.
Los mayores éxitos los cosechó Augusto en Europa, pues sus enemigos no tenían el poder de Roma. Existía la debilidad de los Alpes con pueblos desleales y que llegaron hasta a imponer peajes a Roma.
Las conquistas se extendieron hasta el Danubio medio. Ilírico fue dividida en Dalmacia entre la costa y el río Save y Pannonia desde ahí hasta el Danubio, ya a la altura de hoy Austria, Hungría y Rumanía. El Danubio terminó siendo la frontera septentrional del Imperio.
Salvo puntos de rebelión, en veinte años Roma se hizo con cierta facilidad de un territorio extenso. Hubo que concentrarse en su organización, más que en lo militar.
En Germania Arminio en 9 d.C. consiguió derrotar al gobernador romano Quintilio Varo, lo que supuso el repliegue y frontera romana.
Hispania fue fuente de permanentes conflictos por la resistencia de sus indígenas.
Permanecía la idea de conquistar Britania, sueño de Julio César.
En el sur había poco interés por el desierto y porque una colonia en Numidia (Argelia) y en el reino vasallo de Mauritania parecían suficientes para controlar el lindero.