miércoles, 18 de junio de 2025

China: El primer Imperio

Botton, Flora. "El Primer Imperio" en: China, su historia y su cultura hasta 1800., pp.98-177

Qin (221-207 a.C.)

El rey Zheng de Qin dominó sobre todos los demás y aunque hubo fragmentación y a veces la unificación era más un deseo que una realidad, puso las bases de la unificación que persiste hasta hoy. Legalista (partidario de un poder fuerte y efectivo sostenido por leyes severas y precisas) fundó dinastía, se llamó en vez de wang (rey), huangdi (emperador) y para reafirmar continuidad fue el Shi Huangdi (primer emperador).

Dividió territorio en 36 comandancias (jun), cada una dividida en prefecturas (xian).

Los confucianos lo califican de megalómano, violento, vengativo y supersticioso.

Promovió la centralización del gobierno, no entregó tierras a la aristocracia lo que dio un golpe mortal al feudalismo. Obligó el traslado a cercanías de 12.000 familias nobles, eliminó títulos nobiliarios, unificó pesas y medidas y la escritura li, apta para pincel y que perdura hasta hoy.

Inicia la Gran Muralla en 214 a.C., aunque hay dudas de finalidad ya que fue penetrada múltiples veces, podría ser para mantener activo el ejército.

Hizo expediciones al sur fundando Guangzhou (cantón), Hanoi (en Vietnam) y Fuzhou (en Fujian).

Era antiintelectualista y mandó quemar todos los libros salvo medicina, agricultura y adivinación. Permitió adquirir tierra a campesinos pero los altos impuestos los hacían endeudarse y volver al estado anterior supeditados a los nobles.

La nobleza lo adversaba y el reino de Chu nunca lo aceptó.

Fue destronado en 207 a.C., por un ejército liderado por Xian Yu (noble de Chu) y Liu Bang (campesino de Shengdong), imponiéndose este último como emperador en 202 a.C.

Han (206-a.C. - 220 d.C.)

El periodo se divide en tres etapas: Han Occidental, con su capital en Chang'an (actual Xi'an; 206 a.C-8 d.C); la época intermedia, en la cual tomó el poder el usurpador Wang Mang (9-23 d.C), y Han Oriental, con la capital en Loyang (25-220 d.C).

Aunque duró cuatro siglos marcó la historia china. 


HAN OCCDIENTAL

Se le dio a Liu Bang el nombre póstumo de Han Gaozu, rey de los Han. Buscó buenos consejeros y le dio más importancia a estos y a los administradores, descansando en ellos la iniciativa de las decisiones, que ejecutaría o no el emperador. Repartió tierras entre leales y amigos lo que creó un doble sistema:  en el este feudalismo y en el oeste los jun y xian bajo el mando de burócratas. 

Tanto Gaozu como su sucesor Wendi (179-157 a.C.) eran anti intelectualistas y legalistas. Al morir Gaozu toma rienda su mujer emperatriz Lü. ya para ese momento solo quedaban 15 jun bajo el control del gobierno central. 

Cuando el sucesor Wudi (141-87 a.C.) toma el poder el reino era próspero y el poder del emperador estaba consolidado. Acabó con el sistema fengjian, expandió el comercio a zonas remotas e inició tributos y la ruta de la seda. Instaura el confucianismo como doctrina oficial. 

Durante el imperio Han se favoreció dedicarse a la agricultura con impuestos bajos, se abrieron nuevas tierras y se trabajaron técnicas de mayor productividad. Hubo mercancías como tejidos, cerdas, encurtidos y calzado que se vendían en mercados, pero lso más atractivos como hierro, vino, sal y el usufructo de bosques y ríos siguió siendo monopolio del gobierno central.

Estableció un aparato administrativo que duró 2.000 años. Era “hijo” del Cielo y su mandato era revocable. Contaba con un canciller responsable de finanzas y presupuesto. Luego secretario imperial que supervisaba oficiales. Además el tercer consejero era el gran comandante que se encargaba de asuntos militares. Había además nueve Ministros. El problema era que había grupos de poder alrededor de los Ministros. 

Había Conferencias de la Corte que discutían problemas serios.


WANG MANG Y LA CORTA DINASTÍA XIN (9 -23 d.C.)

El Antiguo Ministro de la Emperatriz Viuda toma el poder. Nacionalizó tierras, impuso límites a la tenencia, tratando de restaurar el sistema jingtian (Chinese land redistribution method existing between the eleventh or tenth century BCE (Western Zhou dynasty) to around the Warring States period. Though Mencius describes examples from the Xia and Shang dynasties, these could be mythological or imagined, and credited King Wen of Zhou as one of the persons enacting the system. The name comes from Chinese character 井 (jǐng), which means 'well' and looks like the # symbol; this character represents the theoretical appearance of land division: a square area of land was divided into nine identically sized sections; the eight outer sections (私田; sītián) were privately cultivated by farmers, or nong in Chinese, one of the occupations of the four occupations system; and the center section (公田; gōngtián) was communally cultivated on behalf of the government, or in some cases, the landowning aristocrat or duke.) Creó graneros para evitar la especulación.

Los encargados de aplicar esas medidas eran de la clase afectada por lo que hubo ineficiencia y corrupción.

Miembros de la familia Liu (imperial) organizados como los cejas rojas, vencieron y lo depusieron en 23 d.C., pero hubo luchas de sucesión y en 25 d.C., Liu Xiu sometió a los cejas rojas y se impuso.

Recibió el nombre póstumo de emperador Guangwu. Era un aristócrata con muchas tierras e intereses comerciales e inicia el Han Oriental.


HAN ORIENTAL (25 - 220 d.C.)

Guangwu era representante de las familias a las que quiso desempoderar el imperio Han. favoreció los clanes y el confucianismo.

Hubo escasez de mano de obra. Para tratar de paliar eso se eliminaron milicias pero eso volvió inestables y vulnerables los territorios del norte y oeste. En su sur por la masiva migración se dieron latifundios con esclavos. Esos terratenientes se volvieron muy poderosos. 

Por otra parte, en la Corte los eunucos fueron ganando poder y luchaban contra los familiares del emperador y contra los intelectuales.

Hacia la mitad del siglo II se suman además rebeliones populares con influencia religiosa de daoísmo. Grupos como los de los turbante amarillos, iniciados por Zhang Jiao, su patriarca. En 184 tenían ya 360.000 miembros.

Se cuestiona si era un movimiento campesino o si más bien buscaba cambiar de gobierno pero no de sistema.

Se suman las contiendas entre generales y magnates locales que crecieron en poder durante las rebeliones de los turbantes amarillos.

China estuvo en manos de caudillos hasta que fue consolidándose el poder en Cao Cao, un caudillo del norte, que creó una clase militar hereditaria (shijia). No logró reunificar el imperio y se pasó al período de los “Tres Reinos”.


CHINA Y EL MUNDO

Es un error común afirmar que China vivió aislada. Tuvo contactos frecuentes y difíciles con sus vecinos del norte y del sur, a quienes llamaron bárbaros ( como los griegos a sus rivales asiáticos y los romanos a sus invasores germanos). Pero sí había una gran diferencia: China era una civilización sedentaria y de ciudades, sus vecinos, nómadas. Hubo relación apaciguadora con regalos y matrimonios y a veces enfrentamientos.

Influyó el sistema tributario chino:  El sistem a tributario es una extensión universal de la estructura social confuciana en la cual las cinco relaciones básicas son de soberano a súbdito, de Padre a hijo, de marido a mujer, de hermano mayor a hermano menor y de amigo a amigo, lo que explica la forma en la que funcionaba lo que Occidente llamó la “familia confuciana de naciones”.

Con los xiongnu (pueblos de mongolia) hubo una relación difícil. Se les fue expulsando hacia el norte y oeste (Guansu).

A partir del reino de Wudi empezó la penetración China en Asia Central, por motivos de expansión económica, para vender seda en el Mediterráneo (una ruta por Partia y otra más al norte por Ili - actual Rusia) y para limitar el poder de los nómadas del norte. 

El confucianismo (con su sincretismo) se convirtió en doctrina oficial con su balance entre el yin y el yan.

Hubo discusión entre el Nuevo texto que consideraban a Confucio como un rey sin trono, mesías y dios; el Viejo Texto lo consideraban un sabio y maestro pero humano. El daoísmo también influyó en prácticas sexuales y dieta, así como el desarrollo de la alquimia buscando la inmortalidad.

En Han hubo una gran proliferación de libros. Se hace libro de Sima Qian (135-93 a.C), el Shiji (Crónica del historiador) y el Han Shu (Historia de Han), y fue iniciada por Ban Biao, escrita en gran parte por su hijo Ban Gu y terminada por su hija Ban Zhao. Fue desarrollado el fu, "poema en prosa" o, mejor dicho, poema de rima irregular en el que se usa un lenguaje muy florido y en el que predominan descripciones de paisajes, ciudades y personajes.

En el arte, el realismo era una de las características principales del arte Han.

Una de las principales contribuciones de la época Han fue la invención del papel en el primer siglo de nuestra era. Crearon la porcelana (es un tipo de cerámica, generalmente blanca, fina y translúcida, conocida por su durabilidad y resistencia al calor y a los arañazos). Usaron la astronomía (eclipses) con motivos políticos. Desarrollaron técnicas de conservación de los cadáveres.


LA SOCIEDAD

Los campesinos vivían muy limitados. Si no estaban sujetos a un terrateniente y eran libres, las cargas fiscales en tiempo de guerra los hacían perder tierras y volverse dependientes. Estos terratenientes acumularon mucho poder. Wu confiscó tierras, ejecutó terratenientes y los supervisaba, pero siempre fueron un elemento desestabilizador.

A fines del siglo II a.C., el Imperio tenía unos 60 millones de habitantes y la burocracia necesaria para su gobierno eran unos 130.000 burócratas. Wu estableció una universidad donde estudiaban los libros clásicos confucianos. El Emperador debía siempre contar con el beneplácito del Cielo para mantenerse gobernando.

Hubo pocos comerciantes por el estigma confuciano del parásito. Preferían ser terratenientes. Además, había monopolios y hostigamiento a los comerciantes así como la corrupción de estos a los burócratas para sobrevivir.

Hubo esclavos pero había mucha mano de obra por lo que no era fácil la diferencia económica entre esclavos y campesinos libres.

No hay un desarrollo netamente feudal, sino coincidencia entre burócratas y terratenientes. 

Al igual que durante la época Zhou la vida social era muy diferente según la clase y se refleja en los objetos funerarios. Las familias eran pequeñas (5 o 6 miembros en total) y la propiedad se dividía entre hijos, lo cual se prohibió luego. El matrimonio era algo de familia y los padres, no del gusto de los individuos. El divoercio era iniciativa principalmente del hombre por desobediencia a los suegros, esterilidad, adulterio, celos, enfermedad incurable, habladuría y robo. Aunque hubo casos de mujeres divorciadas y vueltas a casar.Tanto en las clases privilegiadas como en las populares la mujer era un bien familiar enajenable. Los ricos y poderosos usaban a sus hijas para efectuar alianzas y las entregaban aun a los "bárbaros" más temibles si así les convenía, o las ofrecían como concubinas en harenes de reyes y príncipes. Los pobres las vendían a otras familias como esclavas o a proxenetas como prostitutas. Dentro de la familia la mujer debía mostrar humildad y obediencia y siempre era inferior al hombre.

En la historia de Han hay casos de mujeres destacadas por su poder o por su educación. Ban Zhao, historiadora destacada, pero también autora del libro Nujie (Lecciones para las mujeres) en donde señala claramente la obligación de la mujer de aceptar su posición inferior, y Cai Yan (Cai Wenji), mujer culta y apreciada por Cao Cao que pudo ordenar y reconstruir la obra literaria de su padre, Cai Yong.


La fragmentación del Imperio (220-589)

La caída de la dinastía Han inicia una época de división en varios estados, algunos efímeros y otros que dominaron hasta volver a un imperio centralizado. No fue tanto que “bárbaros” que de todos modos eran pueblos periféricos más o menos integrados, causaron la caída de la dinastía sino que aprovecharon el vacío.

Este periodo histórico se divide de la siguiente manera: 1) Los Tres Reinos, 2) La dinastía Jin, 3) Los Estados del Norte y del Sur; es decir, "Los Dieciséis Estados de los Cinco Bárbaros" (en el norte) y "Las Seis Dinastías" (en el sur).


LOS TRES REINOS (220-280)

Surgieron tres reinos, Wei, Wu y Shu-Han, aunque Wei era mucho más poderoso en lo militar y político. Se desarrolló más el sur y el sudeste económicamente. En Wei, se establecieron colonias agrícolas al estilo de Cao Cao, pero al morir éste su hijo Cao Pei cedió poder a las familias poderosas que impusieron la ideología confuciana y acabar con la reformas agrarias y volvieron a latifundios.

En Wu, escaseaba la mano de obra, y aunque desarrolló comercio con los reinos marítimos del sur, era vulnerable frente a Wei.

En Shu-Han, Liu Bei (161-223) ocupó el trono pero el más importante fue Zhuge Liang (181-234), de sabiduría mítica que mediante el legalismo y las colonias agrícolas controló a la aristocracia, pero que al morir, tomaron el poder los aristócratas de Hubei y Hunan.


JIN OCCIDENTAL (266-316)

En 263, los Sima vencieron a Shu-Han y en 265, Sima Yan, nieto de Sima Yi, destronó a la dinastía Wei y estableció la dinastía Jin. En 280 cayó Wu y durante algunos años China volvió a estar bajo el mando de un solo soberano. Se volvió a la gran tenencia de tierra para su administración y tributos, y para que aportaran ejércitos.


LOS DIECISÉIS ESTADOS DE LOS CINCO BÁRBAROS (301-439)

En el norte hubo múltiples estados, dominados por pueblos no chinos.


Algunos eran nómadas asentados parcialmente (como los xiongnu). Fundaron reinos con apellidos del pasado Han. Otros eran los jie, de Asia Central y los xianbei. Posiblemente eran turcos o mongoles. Los qiang y los di estaban emparentados con los tibetanos. El que más duró fue el de los toba (rama de los xianbei) que duró 150 años.

La emperatriz viuda, Wenming entre 484 y 486 implementó el sistema juntian (parcela igual), dando una misma cantidad de tierra a cada uno y que tributara al Estado de por vida, para evitar terratenientes, pero no funcionó. Fue retomado por los Siu y Tang luego y fue la base de la afirmación del poder del Estado. Los toba alentaron las costumbres chinas y el budismo. Hubo ineficiencia, corrupción, descontento de soldados, opresión de campesinos y elementos antichinos, todo derivando en guerras.

Yang Jian, usurpó el trono y fundó la dinastía Sui poniendo así fin a la dominación de los pueblos no chinos, pero no a la amalgama cultural que se había producido. 


LAS SEIS DINASTÍAS DEL SUR (317-589) 

En el sur las condiciones eran muy diferentes y durante casi tres siglos no hubo divisiones sino una sucesión de casas gobernantes. Existía la vieja aristocracia local, celosa de sus privilegios y, en segundo término, la aristocracia emigrada del norte. Pronto se vio que era necesario llegar a un compromiso con la aristocracia local.

Liu Yu, a quien algunos historiadores comparan con Cao Cao, trató de reducir el poder de los aristócratas pero no lo logró; es más, durante el reino Song se institucionalizó el privilegio de los aristócratas, se hicieron genealogías de cada familia y se prohibieron los matrimonios entre aristócratas (shi) y plebeyos (shu). Así se fomentó la perpetuación de una clase endógama que pronto habría de mostrar señales de degeneración física y mental.

La preocupación del sur se había volcado totalmente hacia la defensa y de ninguna manera les interesaba la reconquista del norte.


LA CULTURA

Este período de inestabilidad política no es sinónimo de vacío cultural. 

La filosofía política y social se descuidó en aras de un individualismo casi insólito y la búsqueda filosófica se volcó más hacia la metafísica. Los intelectuales perdieron su rol director. El ejemplo más típico de esta clase de intelectuales es el de "los siete sabios del bosque de bambú", grupo heterogéneo de siete alegres amigos que vivieron en el siglo III, que trataron de mantenerse alejados de puestos y honores (aunque algunos capitularon al final) y se dedicaban a beber, conversar, escribir poesía y tocar instrumentos. Algunos descuidaban su apariencia y vestían sin hacer caso de las convenciones de la época. 

A la vez que el daoísmo puramente filosófico se desarrollaba por el lado de la metafísica, el daoísmo xian, de características religiosas, seguía también su camino. En el siglo iv aparece el Baopuzi de Ge Hong, una enciclopedia que mencionaba las técnicas para prolongar la vida (por medio de ejercicios, de medicinas, dietas, respiración, etc.). También ofrece fórmulas para producir el elíxir de la inmortalidad, que convierte al ser humano en xian (inmortal). Este daoísmo se volvió muy popular entre las clases altas y aun en la corte. En el sur tuvo que luchar contra cultos indígenas y supersticiones locales. 

El budismo penetró en China por Asia Central por conducto de comerciantes que llegaban por las rutas de la seda, aunque es muy opuesto a la mentalidad china: sufrimiento vs placeres, celibato vs hijos, mendicidad vs trabajo, monasterio vs sociedad y obediencia al Estado. Sin embargo, el auge se produjo en la época de desunión y desconcierto. Los monasterios además cumplían función social de refugio. Los monasterios budistas sirvieron como hoteles para viajeros y centros educativos para jóvenes sin recursos. Otras funciones que cumplían eran ofrecer servicio médico, entierros gratuitos, caridad a los necesitados.

En el norte el budismo creció por apoyo de soberanos, en el sur por aristócratas y letrados. Al inicio se confundió con el daoísmo, pero al verse diferencias entraron en pugna.

Hubo insatisfacción con las traducciones y el monje Fa Xian fue a la India a través de Asia Central en 399 y regresó en 414 cargado de textos. Parte del canon budista ha llegado hasta nuestros días gracias a traducciones chinas.

Se diseminaron varias sectas como la chan (zen, en japonés) que pone énfasis en la meditación y la introspección.

La poesía tuvo una gran importancia, más romántica por influencia del daoísmo, alabando la vida sencilla, los placeres, y la brevedad de nuestro paso por la Tierra.

Poesía lírica como la de Xie Lingyun (385 - 433) y Tao Qian (Tao Yuanming; 365-427).

En el norte, influido por libertad de las costumbres tribales surgen leyendas como la de Mu Lan. Aparece la crítica y recopilación literaria.

La influencia del budismo sobre la literatura fue enorme: historias de la vida del Buda y otros personajes.

Se desarrolló la escritura, a veces monumental. Las esculturas reflejan influencia grecorromana en vestimenta.

Los toba construyeron monasterios y en Gansu estatuas y frescos de Buda.

Aparece pintura paisajista.

La situación de la mujer varía poco. En cuanto a la familia, en el norte era generalmente monógama y varias generaciones vivían bajo el mismo techo. En el sur, las familias eran nucleares, las mujeres estaban recluidas y la poligamia era más frecuente.

Aunque el budismo tiene su misoginia, promueve más igualdad, pero la moral confuciana impuso por ejemplo que en vez de hablar de amor entre esposo y esposa, se hablara de obediencia y reverencia hacia el esposo.

 

jueves, 12 de junio de 2025

Transformaciones de la posguerra

Woolf, Daniel. “Transitions: Historical Writing from the Inter-War Period to the Present”. En A Concise History of History. Global Historiography from Antiquity to the Present, 229-237, 239-251. Cambridge: Cambridge University Press, 2019. [traducción al español para uso exclusivo del curso]


Transiciones: escritura histórica desde el período de entreguerras hasta el presente


Historiadores de los Annales; microhistoria

La ‘Escuela’ de Annales se originó en la Francia de entreguerras y lleva el nombre de la revista Annales que comenzó a publicarse en 1929 en la Universidad de Estrasburgo, bajo la dirección de Marc Bloch y Lucien Febvre. Ambos fueron influenciados por los trabajos anteriores del sociólogo Émile Durkheim y del filósofo y geógrafo Henri Berr (1863- 1954). Los annalistas repudiaron la historia estrictamente política en favor de una histoire totale (historia total) que examinara la geografía, el clima, la economía y los patrones agrícolas y comerciales, así como las costumbres. 

La École, fundada en 1868, es una institución destinada únicamente a la formación de posgrado, con el objetivo de complementar, en lugar de duplicar, los planes de estudio de las universidades. La nueva sección se dedicó específicamente a la investigación avanzada en ciencias sociales, y en 1975 se había convertido en una institución independiente por derecho propio, la École des hautes études en sciences sociales (Escuela de altos estudios en ciencias sociales, EHESS).

Los Annales han cambiado varias veces su orientación investigativa en las últimas ocho décadas, por lo que es más apropiado considerarlos como una tradición en evolución que como una ‘escuela’.

La ‘segunda generación’ de annalistas, un distinguido grupo a la cabeza del cual se encontraba Fernand Braudel (1902-1985), alumno de Febvre. Braudel impulsó decididamente la idea de la tierra y el mar como agentes de cambio. Braudel abogó por subordinar la histoire événementielle (historia episódica, referida a las acciones humanas a corto plazo, por ejemplo, en el mundo político) al estudio de períodos de duración intermedia o conjonctures (coyunturas) sociales, materiales y económicas, y a los cambios geográficos y climatológicos aún más lentos que tienen lugar a lo largo de la longue durée (larga duración) de siglos. Todavía no está claro hasta qué punto el enfoque es realmente aplicable a diferentes temas.

Las tendencias cuantitativas de esta etapa de la historiografía de Annales, también evidentes en la obra de Ernest Labrousse (1895-1988) – contemporáneo de Braudel pero no analista.

En décadas más recientes, sin embargo, se ha producido un nuevo cambio en la tradición. Muchos historiadores de Annales, y otros fuera de Francia que se identifican a sí mismos como sus admiradores o asociados, se han desviado de la cuantificación y se han dirigido al estudio de las mentalités a la manera de Bloch y Febvre, poniendo mucho más énfasis en las creencias individuales y colectivas y en las experiencias de vida a nivel local.

Fuera de Francia, otras personas han trabajado en una escala deliberadamente menor, por ejemplo, los proponentes alemanes de Alltagsgeschichte – literalmente la historia de la vida cotidiana– durante la década de 1980, en una reacción paralela contra la abstracción de la ‘ciencia social histórica’ alemana. La ‘microhistoria’ de los años setenta, ochenta y noventa surgió inicialmente en Italia. De hecho, microhistoria es una abreviatura práctica para describir un conjunto de formas diferentes de estudiar lo general a través de lo local.

Las grandes fortalezas de la microhistoria, especialmente en su última forma, consisten en que es muy fácil de leer (típicamente cuentan un relato) e involucra a individuos históricos identificables cuyas dificultades y peculiaridades humanas evocan una simpatía emotiva, recuperando una humanidad a veces perdida en la gran escala de la historia annalística al estilo de Braudel.

Por otro lado, voces críticas se han preguntado sobre la utilidad de algunos de estos estudios, cuestionando el grado en que permiten hacer generalizaciones válidas sobre cómo funcionaban las sociedades pasadas a partir de estos ejemplos ‘micro’, o bien desafiando la evidencia en que se basan las narrativas mismas o el alto grado de conjetura e inferencia que exigen, además, tienen el potencial de difuminar las diferencias entre el pasado y el presente y, con ello, un sentido de distancia que durante tres siglos se ha considerado un elemento esencial en el pensamiento sobre la historia.


Historia y Ciencias Sociales

Ya desde Jean d’Alembert e incluso Ibn Jaldún, se habla de la cercanía de la historia y otras ciencias sociales. La respuesta usual de los historiadores del siglo XIX hacia las ciencias sociales emergentes había sido la sospecha, debido al predominio del rankeanismo y su énfasis en la historia política, a la atención historicista más general al individuo en lugar de a la sociedad, y a la popularidad de la biografía y la historia heroicas entre el público lector.

 Marx, por supuesto, ya había esbozado una versión particular del vínculo de la historia con la economía, mientras que otros, como Comte, la habían vinculado con la disciplina aún más nueva de la sociología. La Methodenstreit (disputa sobre el método) alemán había sido, en parte, un debate sobre la naturaleza de la conexión de la historia con estas y otras disciplinas, especialmente la antropología, la geografía y la psicología.

Entre los fundadores de la moderna historia orientada a las ciencias sociales destacan otros dos sociólogos tempranos: el francés Durkheim y el alemán Max Weber. Ambos estaban enormemente interesados en el pasado.  En la primera mitad del siglo XX, los sociólogos británicos y, sobre todo, los estadounidenses, recurrieron a la historia (un tránsito no siempre correspondido en la otra dirección).

La medición empírica siempre ha sido un componente importante de la historia orientada a las ciencias sociales – y a veces incluso de la historia política. Si bien la cuantificación tiene un largo pedigrí, fue después de la Segunda Guerra Mundial que surgió más claramente como una potencial pomada canaria para los historiadores ansiosos por unir su oficio a las filas de las ciencias ‘duras’.  La ‘nueva historia económica’ o ‘cliometría’ surgió por primera vez en la década de 1960.

El período comprendido entre finales de la década de 1950 y principios de la de 1970 marcó el punto álgido en esta fase de la alianza entre sociología e historia.

A mediados de la década de 1970, la influencia de la sociología y la economía había comenzado a decaer entre los historiadores, algunos de los cuales miraron hacia otras partes de las ciencias sociales, en particular hacia la antropología, y en primera instancia la variedad ‘estructuralista’ personificada por Claude Lévi-Strauss.

Esto ocurrió al mismo tiempo que la historiografía europea comenzaba a distanciarse de un enfoque en grandes patrones y sistemas y, en cambio, se volvía hacia el examen de casos particulares, locales, a veces típicos y a veces bastante atípicos (como se manifestó en la microhistoria).

El diálogo continuo entre la historia y las ciencias sociales es en parte una consecuencia de esa conversación anterior, de finales del siglo XIX, sobre la historia y las ciencias naturales, un debate que sobrevivió a las intervenciones de Windelband y Croce. Este se dividiría en otras tres áreas, la filosofía de la historia, la filosofía de las ciencias sociales y la historia y sociología de la ciencia, y de ahí volvería a la disciplina de la historia misma.


El otro desarrollo también involucró a la ciencia, específicamente a su historia y sociología. En 1962, Thomas Kuhn (1922-1996), un físico convertido en historiador. Kuhn sugirió que la ciencia se conducía de dos modos distintos: rutinariamente como ‘ciencia normal’, modo en el cual los investigadores que operan bajo supuestos y reglas compartidos aumentan gradualmente los datos y los conocimientos; y, ocasionalmente, en un modo de ‘crisis’ durante el cual esos viejos supuestos se desmoronan –principalmente por el peso de los datos que ahora los contradicen– y hay que generar supuestos nuevos totalmente inconmensurables con los anteriores. Kuhn llamó ‘paradigma’ a la colección de supuestos y prácticas determinantes, y así legó para siempre esa palabra a las ciencias sociales 

Con respecto a la historiografía en general, los conceptos de ‘cambios de paradigma’ y ‘ciencia normal’ han tenido dos efectos principales. En primer lugar, dentro de la propia historia de la ciencia – que a lo largo de finales del siglo XX se ha convertido en una disciplina independiente– el modelo kuhniano contribuyó a crear un tipo diferente de historia, fijada menos en la explicación detallada de las ideas científicas del pasado y más en sus contextos sociales y culturales (y las limitaciones y restricciones que éstos imponían a la generación de conocimiento), independientemente de su estatus normativo o de su consistencia interna. La segunda forma en que las ideas de Kuhn han afectado a la historiografía va mucho más allá de la historia de la ciencia y se extiende a otras áreas: si su modelo ayuda a explicar el cambio científico, ¿se puede aplicar también a nuestra comprensión de cómo cambia la historiografía misma? 


Historia bajo dictaduras y regímenes autoritarios

El filósofo Karl Popper desconfiaba profundamente de los vínculos entre la historia y las ciencias sociales, creyendo que habían conducido a intentos violentos y opresivos de diseñar sociedades de acuerdo con patrones históricos aparentemente ‘inevitables’. Lo que sí es cierto es que el siglo XX ha visto (y el XXI sigue viendo) el uso de la Historia y la historia por una serie de dictaduras, juntas y regímenes totalitarios a la derecha y la izquierda del espectro político.

En la Italia de Mussolini, historiadores emigraron tras la imposición fascista de leyes antijudías en 1938. Pero los fascistas no se dieron por satisfechos, como algunos regímenes, con la eliminación de los enemigos percibidos: cooptaron a historiadores como Gioacchino Volpe (1876-1971) para que escribieran relatos ideológicamente aceptables.

Japón siguió un curso similar en la década de 1930, destacando las conexiones con un glorioso pasado imperial y con éxitos militares más recientes contra potencias vecinas como Rusia. 

En Alemania, un nacionalismo agresivo y nostálgico proporcionó la columna vertebral ideológica de la historiografía nazi y justificó la purga de la profesión y de la intelectualidad en general. Los historiadores judíos y de izquierda huyeron de Alemania durante la década de 1930, arribando principalmente a Gran Bretaña y Estados Unidos, donde tendrían un profundo impacto en las profesiones de posguerra en ambos países. De mayor importancia son las secuelas de la historiografía nazi desde 1945, la revisión de la historia alemana y el difícil y a menudo doloroso proceso de reflexión sobre su distintivo pasado reciente. La mayor transición se produjo después del final de la guerra, cuando se rompió la resistencia tradicional de la profesión a los métodos de las ciencias sociales.

Controversia de Fischer a principios de la década de 1960: Fischer afirmó la responsabilidad alemana tanto por la Segunda Guerra Mundial –lo que ya se aceptaba por la mayoría de los historiadores convencionales– como por su predecesora. En su opinión, se podía trazar una línea directa desde las políticas de los estadistas alemanes de finales del siglo XIX hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial.

El ‘Historikerstreit’ (‘disputa de los historiadores’) de finales de la década de 1980: La pregunta aquí era si el Holocausto fue el acto anómalo de un pequeño grupo de criminales (los líderes nazis) o más bien algo aún más siniestro: la espantosa culminación de profundos problemas estructurales dentro de la sociedad alemana. 

En la extrema izquierda, las condiciones para la historiografía durante gran parte del siglo XX fueron notablemente similares. La atmósfera moderadamente tolerante de la década de 1920 dio paso a estrictos controles del Partido, y a partir del debilitamiento simultáneo y luego la disolución (1936) de la Sociedad de Historiadores Marxistas, el Estado ejercería una influencia dominante en la escritura de la historia. La censura rígida alcanzó su punto máximo en los últimos años del gobierno de Stalin, durante los cuales prácticamente cualquier forma de historia en libros, películas o transmisiones tenía que reflejar los juicios contenidos en el libro de texto estalinista. Con la llegada de la Guerra Fría, la supervisión del Partido se extendió más allá de las fronteras de la URSS para incluir a sus ‘aliados’ del Pacto de Varsovia en Rumania, Polonia, Bulgaria, Alemania Oriental, Hungría y Checoslovaquia, todos los cuales impusieron diversos grados de restricción a los historiadores. 

La imposición del marxismo de Estado sobre la historiografía en el otro gran bastión del comunismo, China (República Popular desde 1949), se complicó por el hecho de que el dogma maoísta tenía que superponerse a una sociedad todavía organizada en muchos sentidos según los principios confucianos: El confucianismo veía el mundo como un continuum estable, puntuado por ascensos y caídas dinásticas; el marxismo lo veía como el escenario del progreso lineal; donde el confucianismo veía orden y armonía, el marxismo giraba en torno a la lucha de clases y la revuelta. A partir de principios de la década de 1950 y hasta la década de 1970, la erudición china se enfocó en la historia del campesinado y del capitalismo, presentando el triunfo del comunismo como inevitable. La Revolución Cultural tuvo un impacto aún más terrible unos años más tarde. Desde el comienzo de la liberalización a finales de la década de 1970, se han abierto eras enteras para su examen, aunque una resolución del Partido de 1981 intentó poner coto, en nombre de la unidad, a las discusiones históricas en curso sobre el período maoísta. En el último cuarto del siglo XX, la historiografía china también ha comenzado a interactuar una vez más con Occidente. 

En 2009 Rusia inauguró una comisión presidencial para contrarrestar ‘la falsificación de la historia contraria a los intereses de Rusia’ y restaurar la maltrecha imagen soviética. 

La forma reactiva de esta vigilancia del pasado es observable en aquellos regímenes, de derecha o de izquierda, donde se produce una flagrante represión y censura, donde los canales de publicación están estrictamente controlados, la opinión es monitoreada de cerca y la disidencia es castigada con la pérdida de un empleo académico, el exilio o el encarcelamiento.

Historia desde abajo

La intolerancia política no es patrimonio exclusivo de los regímenes autoritarios, y las limitaciones a la libertad de expresión y publicación de los historiadores se producen incluso bajo gobiernos democráticos.

El coqueteo de muchos intelectuales con el socialismo y el marxismo antes de 1945 sentó las bases de una tendencia historiográfica más amplia que, en la era de la posguerra, se convertiría en la historia del trabajo, la ‘historia radical’ y lo que a veces se llama ‘historia desde abajo’.

Exceptuando a Francia e Italia, ningún país democrático ha generado una historiografía marxista tan vigorosa como Gran Bretaña, donde prácticamente todos los períodos desde la Edad Media hasta principios del siglo XX han sido bien cubiertos, y donde los historiadores socialistas y marxistas han disfrutado de un perfil público desproporcionadamente importante en comparación con su número relativamente pequeño.  

Los historiadores británicos de izquierda han evitado en gran medida la persecución política y la interrupción de la carrera sufrida por sus homólogos en otros lugares. 

Estados Unidos tiene una tradición igualmente larga de ‘historia de izquierda’, que se remonta a los historiadores progresistas y nuevos de principios del siglo XX. A partir de 1945, un nuevo compromiso con las ideas concomitantes del excepcionalismo de Estados Unidos y el ‘consenso’ sobre el que este se construyó. A finales de la década de 1940 y 1950 quienes tenían afiliaciones izquierdistas a menudo se enfrentaron a preguntas difíciles sobre su ‘lealtad’. A veces, por supuesto, la censura podía venir de la otra dirección, ya que los liberales entraban en conflicto con aquellos que tenían posiciones más radicales. 

La historia desde abajo, junto con la historia negra, la historia de las mujeres y la historia nativa, habían establecido a principios de la década de 1970 una pequeña pero firme cabeza de playa en los departamentos de historia de las universidades. A finales de esa década, la posición curricular de todos ellos era bastante más segura, justo a tiempo para resistir el resurgimiento del conservadurismo de la década de 1980 en Estados Unidos y varios de sus aliados occidentales. No hay certeza de que puedan resistir la propagación del anti-intelectualismo populista, la hostilidad a la evidencia y el pensamiento reduccionista que ha contaminado el discurso público en los últimos años.