Braudel, Fernand. “Prólogo a la primera edición francesa”, “Montañas, civilizaciones y religiones”, “La libertad montañesa”. En El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, I:12-20, 40-50. México: FCE, 1987. [fecha original de la obra: 1949]
Prólogo
El Mediterráneo del historiador no es un personaje nítido y definido. Más que un mar es un complejo de mares. Delimitar es definir, analizar, reconstruir, y cuando haga falta elegir, adoptar una filosofía de la historia.
Los estudios de todas las disciplinas hablan de fragmentos de ese mar.
Pero sabe que su aporte será parcial y será revisado, discutido y desplazado. Así progresa la historia.
Captar esta historia es ponerse a la sombra de aquellos trabajadores que se esforzaban por elevar la historia económica y social en Francia.
Se divide en tres partes, una de la historia casi inmóvil del hombre con el medio que le rodea, otra la lenta que es una historia social, de los grupos y agrupaciones (las economías, los Estados, las sociedades y civilizaciones). Y la tercera, la de los acontecimientos, de oscilaciones breves, rápidas y nerviosas.
En contra de Ranke o de Karl Brandi, la historia-relato no es un método o no es el método objetivo por excelencia sino que es también una filosofía de la historia.
P. 40. Montañas, civilizaciones y religiones
La historia de la montaña es no tenerla, estar al margen de la civilización.
Ejemplo los berberes parapetados en sus montañas al norte de África.
Es zona de disidencia.
La civilización tiene un valor poco seguro.
Hay un rezago y una credulidad primitiva: Las montañas son el refugio por excelencia de estas culturas aberrantes, surgidas de la noche de los tiempos, que persistirán aún después del Renacimiento y la Reforma.
Inclusive el régimen feudal llegó a las montañas de forma incompleta.
La montaña es un obstáculo, una barrera, pero al mismo tiempo un refugio, un país para hombres libres.