Power, Eileen. “El campesino Bodo. Cómo se vivía en un fundo campesino en tiempos de Carlomagno”. En Gente de la Edad Media, 11-28. Buenos Aires: Eudeba, 1994 [fecha original de la obra: 1924].
Bodo ejemplifica la vida campesina y una fase simple de una propiedad rural típica en época de Carlomagno (800-814)
Hablar de la gente común hubiera sido rebajar la dignidad de la historia.
Carlyle fue una voz clamando en el desierto para conocer “la Vida del Hombre en Inglaterra: lo que los hombres hicieron, pensaron, sufrieron y gozaron”.
El presente libro se ocupa sobre todo de las cocinas en la Historia, y lo que visitaremos en primer lugar es una finca de campo a comienzos del siglo ix.
La principal fuente de información, empero, es un maravilloso catastro que redactó Irminon, abad de Saint- Germain des Prés, en las inmediaciones de París, para que los miembros de la abadía supieran exасtamente qué tierras pertenecían a la comunidad y quiénes las habitaban.
En el catastro de Irminon se consigna el nombre de cada fundo (o fisc como lo llamaban) perteneciente a la abadía, con la descripción tanto de las tierras cuyo aprovechamiento vigilaba el administrador de la comunidad religiosa en beneficio de ésta, como de las que eran ocupadas por arrendatarios; figuraban en dicho catastro los nombres de esos arrendatarios y los de sus esposas e hijos, así como también los servicios y arrendamientos exactos-sin excluir del cálculo ní un tablón ni un huevo- que debían pagar por sus tierras.
cada fisc se dividía en tierras señoriales y tierras tributarias. Estas tierras tributarias se dividían en muchas alquerías pequeñas Ilamadas mansos, ocupadas por una o más familias. Además había mansos pequeños dependientes ocupados por personas con diversos grados de libertad, aunque todos debían trabajar la tierra del señor mansorial.
La relación a veces implicaba trabajo semanal (arar una determinada porción o tiempo) y trabajo de favor (corvée), no pagado en las tierras de los monjes (labores manuales).
Había además que pagar tributos a la casa grande, tributo que Carlomagno exigía a la abadía y esta a sus arrendatarios.
Además debían pagar tributos en objetos (pollos, huevos, tablones de madera, etc.) y si era artesano, productos de su oficio.
Todo se entregaba al administrador (intendente, villicus o major), quien además de supervisar, debía hacer un informe al abad. Tenía un manso propio que debía estar más al día que otros para dar el ejemplo, pero como no podía cultivarlo pues no le quedaba tiempo, tenía subordinados llamados deans.
Vivía ahí un hombre llamado Bodo, casado con Ermentrude y tres hijos Wido, Gerbert e Hildegard.
(Desarrolla aquí un día imaginario, basado en los elementos anteriores, con episodios en que se mezcla la fe cristiana con tradiciones populares).