Annales en una perspectiva global
Peter Burke
1.- La recepción de Annales
Analizará las respuestas que tuvo esta nueva historia.
Annales en el exterior
Antes de la Segunda Guerra Mundial Annales ya tenía aliados y simpatizantes en el extranjero, como Henri Pirenne en Bélgica y R. H. Tawney en Gran Bretaña. Sin embargo, fue sólo en el período de dominación de Braudel cuando la revista y el movimiento llegaron a conocerse ampliamente en Europa.
Tuvo aliados en Italia (Ruggiero Romano, Alberto Tenenti, Armando Sapori, Delio Cantimori). En Polonia, a pesar de la dominación oficial del marxismo (o tal vez precisamente a causa de ella), los historiadores mostraron siempre considerable entusiasmo por Annales (Jan Rutkowski, Bronislaw Geremek, Witold Kula). En Alemania una vez que llegó a la madurez la generación de posguerra, en la década de 1970, el interés se orientó hacia la “historia de lo cotidiano” (Alltagsgeschichte), la historia de la cultura popular y la historia de las mentalidades. En Inglaterra hubo pocas traducciones, con la excepción del interés de Bloch por la historia inglesa, que hicieron que se lo considerara como una especie de inglés honorario. En Inglaterra, desde los días de Herbert Spencer o antes, generalmente se suponía que las entidades colectivas como la “sociedad” son ficticias, en tanto que los individuos existen y en los años 20, el psicólogo de Cambridge, Frederick Bartlett criticó el famoso estudio sobre el marco social de la memoria, debido a Maurice Halbwachs, por crear una entidad ficticia, “la memoria colectiva”. En Inglaterra, en cambio, los marxistas —especialmente Eric Hobsbawm y Rodney Hilton— se contaban entre los primeros que dieron la bienvenida a Annales.
Annales y otras áreas de la historia
Otro aspecto de la recepción de Annales es la difusión, desde un período histórico a otro o de una región a otra, de conceptos, puntos de vista y métodos. El movimiento estuvo dominado por estudiosos de la Europa moderna temprana (Febvre, Braudel, Le Roy Ladurie) a los que siguieron de cerca medievalistas (Bloch, Duby, Le Goff).
Mucho antes de la fundación de Annales, existía una tradición durkheimiana de estudios clásicos, una tradición ejemplificada en Francia por el amigo de Bloch, Gernet, y en Inglaterra por un grupo de clasicistas de Cambridge, como Jane Harrison y F. M. Cornford, que leían a Durkheim y a Lévy-Bruhl y trataban de encontrar rastros de “mentalidad primitiva” en los antiguos griegos.
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Hoy, importantes historiadores de la antigüedad como Jean-Pierre Vernant y Paul Veyne se apoyan en la psicología, la sociología y la antropología para interpretar la historia de Grecia y de Roma de una manera que es paralela a la de Febvre y Braudel, si no sigue exactamente el ejemplo de estos autores. A Vernant le interesa, por ejemplo, la historia de categorías tales como el espacio, el tiempo y la persona. Veyne ha escrito sobre los juegos romanos, apoyándose en las teorías de Mauss y Polanyi, Veblen y Weber y analizó el financiamiento de los juegos desde el punto de vista del donativo, la redistribución, el consumo y la corrupción política.
Un reciente estudio sobre el Asia sudoriental de un historiador australiano intenta llevara cabo una "historia total” de la región desde 1450 a 1680 y toma como modelo la obra de Braudel sobre cultura material y vida cotidiana. Algunos historiadores franceses de la China también están cerca del espíritu de Annales.
Historiadores de América del Norte —no los historiadores norteamericanos de Europa— han mostrado hasta ahora escaso interés por el paradigma de Annales. El giro antropológico registrado en la historia del período colonial se desarrolló independientemente del modelo francés. Aunque se ha dicho que Los Estados Unidos, 1830-1850 de Frederick Jackson Turner es “de manera fascinante similar en su alcance” a la obra de Braudel, todavía estamos aguardando a que aparezca un nuevo Braudel norteamericano.
La célebre trilogía sobre la historia social brasileña del historiador y sociólogo Gilberto Freyre (que conoció a Braudel en la época de las charlas que dio en Sao Pablo en 1930) trata temas tales como la familia, la sexualidad, la niñez y la cultura material; y así se anticipa a la nueva historia de las décadas de 1970 y 1980.
Un buen ejemplo es La visión de los vencidos (1971) de Nathan Wachtel, una historia de los primeros años del Perú colonial desde el punto de vista de los indios. En varios aspectos, este estudio se parece a la obra sobre Europa realizada por historiadores de Annales. Trata sucesivamente la historia económica, la social, la cultural y la política. El estudio toma conceptos de la antropología social, especialmente el concepto de “aculturación”, un término que puso en circulación en Francia uno de los historiadores de Annales, Alphonse Dupront.
Annales y otras disciplinas
En el desarrollo intelectual de Michel Foucault, por ejemplo, la “nueva historia” francesa tuvo una parte significativa. Foucault se movió en líneas paralelas a las de la tercera generación de Annales. Lo que Foucault se complacía en llamar su “arqueología” o su “genealogía” tiene por lo menos cierta semejanza de familia con la historia de las mentalidades. Lo que Foucault no podía aceptar del modo de enfocar Annales la historia intelectual era lo que consideraba el “ultraénfasis” puesto en la continuidad.
En particular, tres disciplinas muestran considerable interés por los puntos de vista de Annales. Esas tres disciplinas son la geografía, la sociología y la antropología. Hay que observar que, en cada caso y por lo menos en el mundo anglohablante, ese interés se desarrolló en época relativamente reciente y que prácticamente se limita todavía a la obra de Braudel.
En el caso de la sociología, la inspiración durkheimiana de los primeros tiempos de Annales contribuyó a asegurarle una cálida recepción desde el principio, por lo menos en Francia. Dos importantes sociólogos franceses, Maurice Halbwachs y Georges Friedmann, estuvieron formalmente asociados con la revista, mientras que un tercero, Georges Gurvitch, gozaba de una colaboración con Braudel que no excluía el debate.
Unos pocos antropólogos se interesaron tempranamente por el movimiento de Annales, especialmente Lévi-Strauss y Evans-Pritchard. Braudel y Lévi-Strauss fueron colegas en la Universidad de San Pablo en la década de 1930 y posteriormente continuaron su diálogo.
El vuelco antropológico hacia la historia estaba vinculado con un giro hacia la narración de los acontecimientos, aspectos ambos de la tradición histórica que el grupo de Annales había rechazado. Existía el peligro de que las dos disciplinas no se encontraran.
2. Un equilibrio sorprendente
¿Hasta qué punto es nueva la historia de esos historiadores? ¿Y hasta qué punto es valiosa?
La rebelión de Febvre y de Bloch contra el predominio de la historia de acontecimientos políticos fue sólo una de una serie de rebeliones. Muchos estudiosos y durante un largo período compartieron el objetivo principal de Febvre y Bloch, la constitución de un nuevo tipo de historia. Es bien conocida la tradición francesa, desde Michelet y Fustel de Coulanges a l'Année Sociologique y a Vidal de la Blache y Henri Berr.
El entusiasmo de los historiadores franceses por los métodos cuantitativos y luego el abandono de estos métodos para entregarse a la microhistoria y a la antropología concordaban también con movimientos análogos de los Estados Unidos y de otros países. Movimientos paralelos tendientes a reformar y renovar la historia fracasaron en gran medida, como el de Karl Lamprecht de Alemania y el de “la nueva historia” de J. H. Robinson de los Estados Unidos.
Se sigue haciendo historia así, pero el movimiento se está disolviendo, en parte a causa de su propio éxito.
Los historiadores tradicionales tendieron a interpretar la finalidad del movimiento como el completo reemplazo de un tipo de historia por otro tipo, lo cual suponía relegar la historia política y especialmente la historia de los acontecimientos políticos al montón de trastos viejos. No estoy en modo alguno seguro de que ésa fuera la intención de Febvre o de Bloch.
El aporte ha sido disparejo. Como ya vimos, el grupo de Annales dedicó principalmente su atención a Francia. Después de Braudel, se elaboró un número importante de estudios sobre el mundo mediterráneo, especialmente sobre España e Italia. La contribución del grupo de Annales a la historia de la América española y portuguesa también fue significativa. Sólo unos pocos historiadores de Annales escribieron sobre otras partes del mundo. Por ejemplo, el interés que tenía Marc Bloch por la historia inglesa no se transmitió a sus sucesores. El grupo de Annales prestó curiosamente escasa atención a la historia del mundo a partir de 1789.
Uno de los logros del grupo consistió en subvertir categorías tradicionales y ofrecer otras nuevas como la “historia rural” de Bloch creada en la década de 1930, la civilisation matérielle creada en la década de 1960 y la historia sociocultural de hoy. Con todo eso, la importancia de la contribución a la historia económica llevada a cabo por Labrousse y sus discípulos es innegable.
El conflicto entre libertad y determinismo o entre estructura social y acción humana siempre dividió a los historiadores de Annales.
Lo que distinguía a Bloch y a Febvre de los marxistas de su época era precisamente el hecho de que el entusiasmo de ambos hombres por la historia social y económica no estaba combinado con la creencia de que las fuerzas económicas y sociales lo determinaban todo. Febvre era un voluntarioso extremado, Bloch era algo más moderado. Por otra parte, en la segunda generación se produjo un vuelco hacia el determinismo, un vuelco geográfico en el caso de Braudel y económico en el de Labrousse. A ambos se los acusó de sacar a las personas fuera de la historia y de concentrar la atención en estructuras geográficas o tendencias económicas. En la tercera generación, los historiadores interesados por temas tan diversos como las estrategias matrimoniales o los hábitos de lectura determinaron un nuevo vuelco hacia el voluntarismo. Los historiadores de las mentalidades ya no suponen (como lo suponía Braudel) que los individuos son prisioneros de su cosmovisión y ahora concentran su atención en las “resistencias” a las presiones sociales.
Si consideramos el movimiento en su conjunto, en las estanterías de la biblioteca vemos una serie de libros notables a los que es difícil negarles el título de obras maestras: Los reyes taumaturgos, La sociedad feudal, El problema de la incredulidad, El Mediterráneo, Los campesinos del Languedoc, Civilización y capitalismo.
Mencionar sólo los más importantes logros de la historia de Annales supone hacer una lista impresionante: historia orientada según los problemas, historia comparada, psicología histórica, geohistoria, historia de larga duración o largo plazo, historia serial, antropología histórica.