Hay datos de Lowell Gudmundson en Costa Rica antes del café (otro texto aquí), que cuestiona Eugenia Rodríguez Sáenz, docente del curso en su texto Hijas, novias y esposas. Familia, matrimonio y violencia doméstica en el Valle Central de Costa Rica (1750-1850).
Afirma el autor (con base en el censo 1843-44) que el 76,5% de los hogares eran encabezados por mujeres y que el promedio de hijos es 4,5 - 5, incluyendo sirvientes.
Sin embargo, la autora estudia mortuales, aceptando la limitación de que serán solo las relativas a uniones formales y con patrimonio, y encuentra por ejemplo que el 68% de las familias eran de 6-7 miembros. Encuentra umbrales económicos por ocupación: los dos extremos tienen menos hijos en promedio que los estratos intermedios. Podría deberse a una más alta mortalidad en el estrato más bajo y una más tardía unión matrimonial en el más alto.
Antes del café ya la diferenciación social tenía una clara dimensión demográfica que el café vino a profundizar.
En el caso de los hombres, en el estrato más bajo había menos casados (quizás por falta de dinero) y en el más alto también (quizás por peso de la autoridad paterna para seleccionar pareja y momento de vida para el matrimonio).
En el caso de las mujeres, la dote incide muy linealmente pero podría haber otras formas legales pues era cara, como préstamos o la convivencia con padres como forma de apoyo mientras compraban casa.
En el estrato más bajo había más hijas casadas que hijos y en el más alto a la inversa.
También analiza una dimensión geográfica. En Cartago había menos miembros que en el resto del Valle Central, quizás por condiciones ecológicas, económicas y sociales poco favorables.
En San José, la edad de matrimonio era menor que en otros lugares.
Se reconoce que había un alto subregistro pero se asume lineal, por lo que no afectaba.