miércoles, 28 de agosto de 2024

La contribución colectiva de los historiadores marxistas

Historiadores marxistas británicos y la reformulación de los conflictos de clase. La contribución colectiva

Harvey J. Kaye



Harvey J. Kaye, “La contribución colectiva.” En: Harvey J. Kaye, Los historiadores marxistas británicos. Un análisis introductorio. Zaragoza: Universidad, Prensas Universitarias, 1989. pp. 199-224.


Este capítulo final de texto se centra en la contribución colectiva de Dobb, Hilton, Hobsbawm y Thompson, debatiendo su perspectiva de la historia desde abajo y la teoría de determinación de clases (realmente fue Lefebvre quien acuñó ese término de historia desde abajo).


Historia de abajo arriba


Barrington Moore Jr. ha escrito que los historiadores confunden con frecuencia objetividad (voluntad para descubrir el error propio) con neutralidad (imparcialidad). Esta última es imposible, pues cualquier verdad está condenada a tener consecuencias políticas. Recomienda simpatía por las víctimas del proceso histórico y escepticismo respecto de las demandas de los triunfadores. Otras disciplinas como los estudios de las estructuras del poder comparten esta recomendación, pero tienden a reproducir la concepción de una élite activa y una masa pasiva.

La historia desde abajo se centra en esas masas, pero hay diversas aproximaciones. Los marxistas británicos son una de ellas. Bloch y Febvre desarrollan la historia de las mentalidades con el fin de desarrollar una alternativa a la historia de los acontecimientos. Entre estos historiadores de la escuela de los Annales, hay tendencia a concebirla como historia psicológica o psicología histórica, pero tiende a excluir además la conciencia, la acción y la dimensión política de las relaciones humanas. Además estas “mentalidades” se presumen compartidas sin referencia a las clases y a confundir la cultura impuesta con cultura popular y menospreciar la que se produce por estas clases. La experiencia y la acción humanas quedan muy reducidas, aún en la obra antimarxista de Braudel.

Carlo Ginzburg indica que las clases bajas ya no quedan ignoradas pero parecen estar condenadas a estar calladas.

Se reconoce que la historia de las mentalidades es una alternativa a la versión elitista de la historia y que el determinismo geográfico y ambiental de Braudel debe ser considerado en serio por teóricos sociales ahistóricos y “aespaciales” y ser revisada por los historiadores marxistas que se alejan a veces del mundo físico y natural.

Hay otras aproximaciones como los historiadores de la modernización como Hobsbawm pero su estudio del proceso histórico ignora la dimensión política.

La otra aproximación es la “populista-radical”, que únicamente ve opresión y lucha, sin prestar atención de forma adecuada a los acomodos  e incorporación en las experiencias y prácticas culturales de las clases bajas. Más que una historia desde abajo es una historia de abajo, desestimando la dialéctica de clases.

Los marxistas históricos no pierden de vista esa dimensión política (en cuanto suponen dominación y subordinación, lucha y acomodación). Reconocen las luchas, con sus limitaciones sin considerarlas simplemente histeria apolítica, desviación o criminalidad.

Las perspectiva de los historiadores marxistas británicos ha dado forma a generaciones más jóvenes como History Workshop de Raphael Samuel, que trata de integrar la tradición y perspectiva de los historiadores marxistas británicos con la de los historiadores obreros en el movimiento obrero. Continuado este trabajo por Sheila Rowbotham y Gareth Stedman Jones. En Estados Unidos esa influencia se aprecia en Radical History Review con Alan Dawley, Sean Wilentz, William Sewel Jr., Steven Stern, Eugene Genovese, Herbert Gutman y David Montgomery.


La teoría de la determinación de clases


Los historiadores británicos han hecho además una contribución al concepto de clase al ampliarla en su análisis desde la clase hasta la lucha de las clases, como un proceso dinámico, superando la visión ahistórica y estática de los sociólogos, aunque con frecuencia se interesan más en las posiciones que en las fracturas y entrando en una batalla de clasificación. Testimonian las relaciones y luchas de clase aún en ausencia de conciencia de clase y han puesto de manifiesto su intención de distanciar su enfoque de lucha de clases del determinismo económico.

En oposición a la formulación estructuralista de que el ser social determina la conciencia social, donde el nivel económico, o base, es sólo determinante en última instancia, y también la contra-formulación (bien intencionada) en la que el nivel económico, o base, es considerado el punto de partida, es decir, asunto de primera instancia, los historiadores marxistas británicos tratan de dilucidar la "omnipresente" presión del ser social sobre la conciencia social. Finalmente, en su preocupación por la clase, los historiadores marxistas británicos no evitan la categoría central de modo de producción, aunque sí intentan rehacerla e historizarla. El marxismo político puede, pues, ser visto como una extensión de la teoría de la determinación de clases de los historiadores marxistas británicos.

Los marxistas británicos admitirían que hay una cierta lógica al considerar que el modo de producción es anterior a las clases que están especificadas por él; que las relaciones de producción - en forma de relaciones de explotación -son la base del antagonismo yla lucha entre las clases. Sin embargo, defenderían que en términos históricos son, al mismo tiempo, las relaciones de clase lo que estructura los modos de producción


Historia, conciencia histórica y política

La obra de los historiadores marxistas británicos nos ha llevado a una reconsideración de nuestra idea de clase. Ya no podemos seguir viéndola simplemente en términos de la dicotomía (objetiva/subjetiva) clase en sí/clase para sí, la dicotomía derivada conciencia falsa/cierta. Ahora debemos ver la clase en términos de las experiencias y las actividades de la gente, estructuradas especialmente pero no exclusivamente por sus relaciones productivas, con esas experiencias y actividades expresadas en la clase, algunas veces en formas de conciencia de clase plenamente.

Como resultado de esta supuesta identidad entre capitalismo e individualismo, la alternativa socialista se ha presentado demasiado frecuentemente como un modelo de orden social colectivista-estatista; un modelo que, aparentemente, ha sido rechazado con regularidad por los trabajadores en el oeste capitalista, democrático-liberal (en especial en Gran Bretaña y Norteamérica).

Los debates entre Lukes y Macpherson son significativos porque muestran la existencia y posibilidad de un mayor desarrollo de la concepción de individualismo compatible con, sino dependiente de, la formación de un socialismo democrático. Sin embargo, tales discusiones son inadecuadas, pues no logran explicarla historia, desarrollo, y formación del individualismo - incluso como idea compleja y contradictoria - más que de una manera meramente idealista, "filosófica" o teórica y (posiblemente) elitista.

No obstante en la obra de los historiadores marxistas británicos, especialmente en los escritos de Hilton, Hill y Thompson, está la base para una historia social alternativa del individualismo (inglés), aunque probablemente usarían el término con más reservas -si llegaran a usarlo - debido a sus asociaciones con la ideología burguesa, prefiriendo el par libertarianismo/igualitarismo. De esta manera podernos ver que el individualismo ha tenido sentido para el pueblo no sólo porque haya sido propagado como ideología burguesa (o como el valor dominante de la socialización), sino también, históricamente y contemporáneamente, la gente ha vivido relaciones que han estructurado sus vidas (aunque colectivamente) en diversas formas "individualistas".

Aunque no diría que los historiadores marxistas británicos hayan sido estrategas de la política socialista, sin embargo, en su seguimiento de la historia de abajo arriba por medio del análisis de la lucha de clases, de hecho, han desarrollado una estrategia política, que puede ser descrita como una "estética" política, me refiero a la formación de una conciencia histórica socialista y democrática.

Mientras los historiadores marxistas británicos se han dado cuenta, como Marx, que "el pasado no es para vivirlo", sin embargo. también se han dado cuenta, mejor que Marx, que "es un pozo de conclusiones del que poder extraer para poder actuar", y un "pueblo o clase que es desposeído de su pasado es menos libre para elegir y actuar como pueblo o clase que uno que haya podido situarse él mismo en la historia''

En otras palabras, han aceptado que la formación de un socialismo verdaderamente democrático - o comunismo libertario - requiere algo más que "necesidad" . la lucha decidida contra la explotación y la opresión - y algo más que organización. También requiere el deseo de crear un orden social alternativo. Y sin embargo, incluso eso no es suficiente. Ha de haber una "previa educación del deseo".

En otras palabras. debemos educar a aquéllos para quienes la lucha es hoy una necesidad concreta con las experiencias históricas de aquellos otros para quienes la lucha fue una necesidad concreta ayer. Al mismo tiempo, debemos ser totalmente conscientes de que tal proceso educativo puede ser dialéctico y que los educadores también tienen que ser educados.