miércoles, 28 de agosto de 2024

La contribución colectiva de los historiadores marxistas

Historiadores marxistas británicos y la reformulación de los conflictos de clase. La contribución colectiva

Harvey J. Kaye



Harvey J. Kaye, “La contribución colectiva.” En: Harvey J. Kaye, Los historiadores marxistas británicos. Un análisis introductorio. Zaragoza: Universidad, Prensas Universitarias, 1989. pp. 199-224.


Este capítulo final de texto se centra en la contribución colectiva de Dobb, Hilton, Hobsbawm y Thompson, debatiendo su perspectiva de la historia desde abajo y la teoría de determinación de clases (realmente fue Lefebvre quien acuñó ese término de historia desde abajo).


Historia de abajo arriba


Barrington Moore Jr. ha escrito que los historiadores confunden con frecuencia objetividad (voluntad para descubrir el error propio) con neutralidad (imparcialidad). Esta última es imposible, pues cualquier verdad está condenada a tener consecuencias políticas. Recomienda simpatía por las víctimas del proceso histórico y escepticismo respecto de las demandas de los triunfadores. Otras disciplinas como los estudios de las estructuras del poder comparten esta recomendación, pero tienden a reproducir la concepción de una élite activa y una masa pasiva.

La historia desde abajo se centra en esas masas, pero hay diversas aproximaciones. Los marxistas británicos son una de ellas. Bloch y Febvre desarrollan la historia de las mentalidades con el fin de desarrollar una alternativa a la historia de los acontecimientos. Entre estos historiadores de la escuela de los Annales, hay tendencia a concebirla como historia psicológica o psicología histórica, pero tiende a excluir además la conciencia, la acción y la dimensión política de las relaciones humanas. Además estas “mentalidades” se presumen compartidas sin referencia a las clases y a confundir la cultura impuesta con cultura popular y menospreciar la que se produce por estas clases. La experiencia y la acción humanas quedan muy reducidas, aún en la obra antimarxista de Braudel.

Carlo Ginzburg indica que las clases bajas ya no quedan ignoradas pero parecen estar condenadas a estar calladas.

Se reconoce que la historia de las mentalidades es una alternativa a la versión elitista de la historia y que el determinismo geográfico y ambiental de Braudel debe ser considerado en serio por teóricos sociales ahistóricos y “aespaciales” y ser revisada por los historiadores marxistas que se alejan a veces del mundo físico y natural.

Hay otras aproximaciones como los historiadores de la modernización como Hobsbawm pero su estudio del proceso histórico ignora la dimensión política.

La otra aproximación es la “populista-radical”, que únicamente ve opresión y lucha, sin prestar atención de forma adecuada a los acomodos  e incorporación en las experiencias y prácticas culturales de las clases bajas. Más que una historia desde abajo es una historia de abajo, desestimando la dialéctica de clases.

Los marxistas históricos no pierden de vista esa dimensión política (en cuanto suponen dominación y subordinación, lucha y acomodación). Reconocen las luchas, con sus limitaciones sin considerarlas simplemente histeria apolítica, desviación o criminalidad.

Las perspectiva de los historiadores marxistas británicos ha dado forma a generaciones más jóvenes como History Workshop de Raphael Samuel, que trata de integrar la tradición y perspectiva de los historiadores marxistas británicos con la de los historiadores obreros en el movimiento obrero. Continuado este trabajo por Sheila Rowbotham y Gareth Stedman Jones. En Estados Unidos esa influencia se aprecia en Radical History Review con Alan Dawley, Sean Wilentz, William Sewel Jr., Steven Stern, Eugene Genovese, Herbert Gutman y David Montgomery.


La teoría de la determinación de clases


Los historiadores británicos han hecho además una contribución al concepto de clase al ampliarla en su análisis desde la clase hasta la lucha de las clases, como un proceso dinámico, superando la visión ahistórica y estática de los sociólogos, aunque con frecuencia se interesan más en las posiciones que en las fracturas y entrando en una batalla de clasificación. Testimonian las relaciones y luchas de clase aún en ausencia de conciencia de clase y han puesto de manifiesto su intención de distanciar su enfoque de lucha de clases del determinismo económico.

En oposición a la formulación estructuralista de que el ser social determina la conciencia social, donde el nivel económico, o base, es sólo determinante en última instancia, y también la contra-formulación (bien intencionada) en la que el nivel económico, o base, es considerado el punto de partida, es decir, asunto de primera instancia, los historiadores marxistas británicos tratan de dilucidar la "omnipresente" presión del ser social sobre la conciencia social. Finalmente, en su preocupación por la clase, los historiadores marxistas británicos no evitan la categoría central de modo de producción, aunque sí intentan rehacerla e historizarla. El marxismo político puede, pues, ser visto como una extensión de la teoría de la determinación de clases de los historiadores marxistas británicos.

Los marxistas británicos admitirían que hay una cierta lógica al considerar que el modo de producción es anterior a las clases que están especificadas por él; que las relaciones de producción - en forma de relaciones de explotación -son la base del antagonismo yla lucha entre las clases. Sin embargo, defenderían que en términos históricos son, al mismo tiempo, las relaciones de clase lo que estructura los modos de producción


Historia, conciencia histórica y política

La obra de los historiadores marxistas británicos nos ha llevado a una reconsideración de nuestra idea de clase. Ya no podemos seguir viéndola simplemente en términos de la dicotomía (objetiva/subjetiva) clase en sí/clase para sí, la dicotomía derivada conciencia falsa/cierta. Ahora debemos ver la clase en términos de las experiencias y las actividades de la gente, estructuradas especialmente pero no exclusivamente por sus relaciones productivas, con esas experiencias y actividades expresadas en la clase, algunas veces en formas de conciencia de clase plenamente.

Como resultado de esta supuesta identidad entre capitalismo e individualismo, la alternativa socialista se ha presentado demasiado frecuentemente como un modelo de orden social colectivista-estatista; un modelo que, aparentemente, ha sido rechazado con regularidad por los trabajadores en el oeste capitalista, democrático-liberal (en especial en Gran Bretaña y Norteamérica).

Los debates entre Lukes y Macpherson son significativos porque muestran la existencia y posibilidad de un mayor desarrollo de la concepción de individualismo compatible con, sino dependiente de, la formación de un socialismo democrático. Sin embargo, tales discusiones son inadecuadas, pues no logran explicarla historia, desarrollo, y formación del individualismo - incluso como idea compleja y contradictoria - más que de una manera meramente idealista, "filosófica" o teórica y (posiblemente) elitista.

No obstante en la obra de los historiadores marxistas británicos, especialmente en los escritos de Hilton, Hill y Thompson, está la base para una historia social alternativa del individualismo (inglés), aunque probablemente usarían el término con más reservas -si llegaran a usarlo - debido a sus asociaciones con la ideología burguesa, prefiriendo el par libertarianismo/igualitarismo. De esta manera podernos ver que el individualismo ha tenido sentido para el pueblo no sólo porque haya sido propagado como ideología burguesa (o como el valor dominante de la socialización), sino también, históricamente y contemporáneamente, la gente ha vivido relaciones que han estructurado sus vidas (aunque colectivamente) en diversas formas "individualistas".

Aunque no diría que los historiadores marxistas británicos hayan sido estrategas de la política socialista, sin embargo, en su seguimiento de la historia de abajo arriba por medio del análisis de la lucha de clases, de hecho, han desarrollado una estrategia política, que puede ser descrita como una "estética" política, me refiero a la formación de una conciencia histórica socialista y democrática.

Mientras los historiadores marxistas británicos se han dado cuenta, como Marx, que "el pasado no es para vivirlo", sin embargo. también se han dado cuenta, mejor que Marx, que "es un pozo de conclusiones del que poder extraer para poder actuar", y un "pueblo o clase que es desposeído de su pasado es menos libre para elegir y actuar como pueblo o clase que uno que haya podido situarse él mismo en la historia''

En otras palabras, han aceptado que la formación de un socialismo verdaderamente democrático - o comunismo libertario - requiere algo más que "necesidad" . la lucha decidida contra la explotación y la opresión - y algo más que organización. También requiere el deseo de crear un orden social alternativo. Y sin embargo, incluso eso no es suficiente. Ha de haber una "previa educación del deseo".

En otras palabras. debemos educar a aquéllos para quienes la lucha es hoy una necesidad concreta con las experiencias históricas de aquellos otros para quienes la lucha fue una necesidad concreta ayer. Al mismo tiempo, debemos ser totalmente conscientes de que tal proceso educativo puede ser dialéctico y que los educadores también tienen que ser educados.

 


Una reflexión posmoderna sobre la historia

Historiografía Moderna. Un manifiesto.

Luis G. De Mussy Miguel Valderrama.


Luis G. De Mussy y Miguel Valderrama, “Historiografía posmoderna.” En: Luis G. De Mussy y Miguel Valderrama, Historiografía posmoderna. Conceptos, figuras y manifiestos. Santiago: RIL editores, 2010. pp. 19-34.


En el último cuarto del siglo XX se produjo un desencanto o desilusión con la idea moderna de ciencia social. Se suma la crisis de posguerra, la presencia del lenguaje en las discusiones filosóficas contemporáneas, al abandono del estructuralismo, la crisis de las ideologías, y el auge y consolidación de lo que se ha llamado la sociedad en red.

Hay una crisis de representación.

Se desconfía de las nociones clásicas de verdad, razón, identidad, objetividad y universalidad.

El nuevo historicismo, la vuelta de la narrativa, y las nuevas formas de escritura de la historia son indicios de la crisis que afecta hoy a la disciplina.

Se sospecha que la elección del tipo de relato no es externa o exterior al significado de los acontecimientos.

 Desde los años 70 del siglo pasado ha habido un desplazamiento que se ha identificado como el “giro lingüístico”, por la creciente atención al lenguaje y la narrativa.

La vieja distinción entre ciencias nomotéticas (tienen por objeto las leyes lógicas, es decir, las ciencias de la naturaleza) y las ciencias ideográficas (estudio de los sucesos cambiantes), como la historia ha supuesto una amenaza a la identidad disciplinar de la historia. La alianza entre historia y humanidades fue rota a partir de la creciente hegemonía de la Escuela de los Annales.

Hay tres libros que ha abierto la discusión epistemológica de la historia: Comment on écrit l’histoire de Paul Veyne; Metahistory. The Historical Imagination in Ninteenth-Century Europe de Hayden White y L'écriture de l'histoire de Michel de Creteau. Son anticipadores de un cambio de paradigma.

Les une la influencia de Foucault y por ende la preocupación por interrogar las prácticas y dispositivos de la institución historiadora, por describir los  programas de poder y verdad.

El cuestionamiento a la institución que se adivina en la práctica historiográfica posmoderna, no tiene otra finalidad que desmontar las estructuras de poder que organizan los modos de enunciación y de representación de la Historia. Eso implica desmontar el conjunto de categorías que organizan ese mismo trabajo de crítica y análisis, de clínica y escucha (crisis categorial).

Es un llamado a interrumpir el trabajo representacional de la institución historiadora, que surge de la exigencia política de suspender los efectos normalizadores que la representación histórica comporta en cuanto a orden de significación.

La institución historiadora ha buscado independizarse de su condición literaria, pero atada a la palabra y a la prosa, está sujeta a un régimen de verdad que le impone un modelo narrativo de representación heredado del realismo literario de la gran novela del siglo XIX, aturdida por el nudo entre literalidad y acontecimiento. La noción de acontecimiento que definía lo moderno se encuentra alterada o conmovida en la espectralidad del presente.

Las transformaciones tele-tecno-mediáticas suponen transformaciones o fracturas inimaginables en los modos de registro, consignación, figuración, lectura e interpretación de los acontecimientos. Es una desmaterialización del acontecimiento.

Se divulga y repite la mediación del acontecimiento, y no es que el acontecimiento desaparece pero sí se relacionan e inciden mutuamente.

Todo esto sitúa a la historiografía en una crisis, sea posnacional, poscolonial o decolonial.

Bajo la designación de historia posmoderna no se busca otra cosa que presentar un amplio espectro de trabajos que tienen por común la idea de que es preciso abandonar el programa mimético en historiografía.

Esta mutación disciplinar no es una modernización, cambiar formatos o asumir “responsabilidad social”.  Busca llamar la atención sobre las políticas de enmarcamiento de reenmarcamiento de la disciplina histórica para interrumpirlas definitivamente.

Los tres textos antes indicados imponen una reflexión sobre el medio (la escritura y el texto histórico), el devenir de la historiografía posmoderna es una salida de marco. Atreverse de una buena vez a cortejar su propio fin. 



Annales en una perspectiva global

Annales en una perspectiva global

Peter Burke


1.- La recepción de Annales

Analizará las respuestas que tuvo esta nueva historia.


Annales en el exterior

Antes de la Segunda Guerra Mundial Annales ya tenía aliados y simpatizantes en el extranjero, como Henri Pirenne en Bélgica y R. H. Tawney en Gran Bretaña. Sin embargo, fue sólo en el período de dominación de Braudel cuando la revista y el movimiento llegaron a conocerse ampliamente en Europa.

Tuvo aliados en Italia (Ruggiero Romano, Alberto Tenenti, Armando Sapori, Delio Cantimori). En Polonia, a pesar de la dominación oficial del marxismo (o tal vez precisamente a causa de ella), los historiadores mostraron siempre considerable entusiasmo por Annales (Jan Rutkowski, Bronislaw Geremek, Witold Kula). En Alemania una vez que llegó a la madurez la generación de posguerra, en la década de 1970, el interés se orientó hacia la “historia de lo cotidiano” (Alltagsgeschichte), la historia de la cultura popular y la historia de las mentalidades. En Inglaterra hubo pocas traducciones, con la excepción del interés de Bloch por la historia inglesa, que hicieron que se lo considerara como una especie de inglés honorario. En Inglaterra, desde los días de Herbert Spencer o antes, generalmente se suponía que las entidades colectivas como la “sociedad” son ficticias, en tanto que los individuos existen y en los años 20, el psicólogo de Cambridge, Frederick Bartlett criticó el famoso estudio sobre el marco social de la memoria, debido a Maurice Halbwachs, por crear una entidad ficticia, “la memoria colectiva”. En Inglaterra, en cambio, los marxistas —especialmente Eric Hobsbawm y Rodney Hilton— se contaban entre los primeros que dieron la bienvenida a Annales.


Annales y otras áreas de la historia

Otro aspecto de la recepción de Annales es la difusión, desde un período histórico a otro o de una región a otra, de conceptos, puntos de vista y métodos. El movimiento estuvo dominado por estudiosos de la Europa moderna temprana (Febvre, Braudel, Le Roy Ladurie) a los que siguieron de cerca medievalistas (Bloch, Duby, Le Goff).

Mucho antes de la fundación de Annales, existía una tradición durkheimiana de estudios clásicos, una tradición ejemplificada en Francia por el amigo de Bloch, Gernet, y en Inglaterra por un grupo de clasicistas de Cambridge, como Jane Harrison y F. M. Cornford, que leían a Durkheim y a Lévy-Bruhl y trataban de encontrar rastros de “mentalidad primitiva” en los antiguos griegos.

Maison des sciences de l'homme,
54 boulevard Raspail (Paris 6e).

Hoy, importantes historiadores de la antigüedad como Jean-Pierre Vernant y Paul Veyne se apoyan en la psicología, la sociología y la antropología para interpretar la historia de Grecia y de Roma de una manera que es paralela a la de Febvre y Braudel, si no sigue exactamente el ejemplo de estos autores. A Vernant le interesa, por ejemplo, la historia de categorías tales como el espacio, el tiempo y la persona. Veyne ha escrito sobre los juegos romanos, apoyándose en las teorías de Mauss y Polanyi, Veblen y Weber y analizó el financiamiento de los juegos desde el punto de vista del donativo, la redistribución, el consumo y la corrupción política.

Un reciente estudio sobre el Asia sudoriental de un historiador australiano intenta llevara cabo una "historia total” de la región desde 1450 a 1680 y toma como modelo la obra de Braudel sobre cultura material y vida cotidiana. Algunos historiadores franceses de la China también están cerca del espíritu de Annales.

Historiadores de América del Norte —no los historiadores norteamericanos de Europa— han mostrado hasta ahora escaso interés por el paradigma de Annales. El giro antropológico registrado en la historia del período colonial se desarrolló independientemente del modelo francés. Aunque se ha dicho que Los Estados Unidos, 1830-1850 de Frederick Jackson Turner es “de manera fascinante similar en su alcance” a la obra de Braudel, todavía estamos aguardando a que aparezca un nuevo Braudel norteamericano.

La célebre trilogía sobre la historia social brasileña del historiador y sociólogo Gilberto Freyre (que conoció a Braudel en la época de las charlas que dio en Sao Pablo en 1930) trata temas tales como la familia, la sexualidad, la niñez y la cultura material; y así se anticipa a la nueva historia de las décadas de 1970 y 1980.

Un buen ejemplo es La visión de los vencidos (1971) de Nathan Wachtel, una historia de los primeros años del Perú colonial desde el punto de vista de los indios. En varios aspectos, este estudio se parece a la obra sobre Europa realizada por historiadores de Annales. Trata sucesivamente la historia económica, la social, la cultural y la política. El estudio toma conceptos de la antropología social, especialmente el concepto de “aculturación”, un término que puso en circulación en Francia uno de los historiadores de Annales, Alphonse Dupront.


Annales y otras disciplinas

En el desarrollo intelectual de Michel Foucault, por ejemplo, la “nueva historia” francesa tuvo una parte significativa. Foucault se movió en líneas paralelas a las de la tercera generación de Annales. Lo que Foucault se complacía en llamar su “arqueología” o su “genealogía” tiene por lo menos cierta semejanza de familia con la historia de las mentalidades. Lo que Foucault no podía aceptar del modo de enfocar Annales la historia intelectual era lo que consideraba el “ultraénfasis” puesto en la continuidad.

En particular, tres disciplinas muestran considerable interés por los puntos de vista de Annales. Esas tres disciplinas son la geografía, la sociología y la antropología. Hay que observar que, en cada caso y por lo menos en el mundo anglohablante, ese interés se desarrolló en época relativamente reciente y que prácticamente se limita todavía a la obra de Braudel.

En el caso de la sociología, la inspiración durkheimiana de los primeros tiempos de Annales contribuyó a asegurarle una cálida recepción desde el principio, por lo menos en Francia. Dos importantes sociólogos franceses, Maurice Halbwachs y Georges Friedmann, estuvieron formalmente asociados con la revista, mientras que un tercero, Georges Gurvitch, gozaba de una colaboración con Braudel que no excluía el debate.

Unos pocos antropólogos se interesaron tempranamente por el movimiento de Annales, especialmente Lévi-Strauss y Evans-Pritchard. Braudel y Lévi-Strauss fueron colegas en la Universidad de San Pablo en la década de 1930 y posteriormente continuaron su diálogo.

El vuelco antropológico hacia la historia estaba vinculado con un giro hacia la narración de los acontecimientos, aspectos ambos de la tradición histórica que el grupo de Annales había rechazado. Existía el peligro de que las dos disciplinas no se encontraran.


2. Un equilibrio sorprendente

¿Hasta qué punto es nueva la historia de esos historiadores? ¿Y hasta qué punto es valiosa? 

La rebelión de Febvre y de Bloch contra el predominio de la historia de acontecimientos políticos fue sólo una de una serie de rebeliones. Muchos estudiosos y durante un largo período compartieron el objetivo principal de Febvre y Bloch, la constitución de un nuevo tipo de historia. Es bien conocida la tradición francesa, desde Michelet y Fustel de Coulanges a l'Année Sociologique y a Vidal de la Blache y Henri Berr.

El entusiasmo de los historiadores franceses por los métodos cuantitativos y luego el abandono de estos métodos para entregarse a la microhistoria y a la antropología concordaban también con movimientos análogos de los Estados Unidos y de otros países. Movimientos paralelos tendientes a reformar y renovar la historia fracasaron en gran medida, como el de Karl Lamprecht de Alemania y el de “la nueva historia” de J. H. Robinson de los Estados Unidos.

Se sigue haciendo historia así, pero  el movimiento se está disolviendo, en parte a causa de su propio éxito.

Los historiadores tradicionales tendieron a interpretar la finalidad del movimiento como el completo reemplazo de un tipo de historia por otro tipo, lo cual suponía relegar la historia política y especialmente la historia de los acontecimientos políticos al montón de trastos viejos. No estoy en modo alguno seguro de que ésa fuera la intención de Febvre o de Bloch. 

El aporte ha sido disparejo. Como ya vimos, el grupo de Annales dedicó principalmente su atención a Francia. Después de Braudel, se elaboró un número importante de estudios sobre el mundo mediterráneo, especialmente sobre España e Italia. La contribución del grupo de Annales a la historia de la América española y portuguesa también fue significativa. Sólo unos pocos historiadores de Annales escribieron sobre otras partes del mundo. Por ejemplo, el interés que tenía Marc Bloch por la historia inglesa no se transmitió a sus sucesores. El grupo de Annales prestó curiosamente escasa atención a la historia del mundo a partir de 1789.

Uno de los logros del grupo consistió en subvertir categorías tradicionales y ofrecer otras nuevas como la “historia rural” de Bloch creada en la década de 1930, la civilisation matérielle creada en la década de 1960 y la historia sociocultural de hoy. Con todo eso, la importancia de la contribución a la historia económica llevada a cabo por Labrousse y sus discípulos es innegable.

El conflicto entre libertad y determinismo o entre estructura social y acción humana siempre dividió a los historiadores de Annales. 

Lo que distinguía a Bloch y a Febvre de los marxistas de su época era precisamente el hecho de que el entusiasmo de ambos hombres por la historia social y económica no estaba combinado con la creencia de que las fuerzas económicas y sociales lo determinaban todo. Febvre era un voluntarioso extremado, Bloch era algo más moderado. Por otra parte, en la segunda generación se produjo un vuelco hacia el determinismo, un vuelco geográfico en el caso de Braudel y económico en el de Labrousse. A ambos se los acusó de sacar a las personas fuera de la historia y de concentrar la atención en estructuras geográficas o tendencias económicas. En la tercera generación, los historiadores interesados por temas tan diversos como las estrategias matrimoniales o los hábitos de lectura determinaron un nuevo vuelco hacia el voluntarismo. Los historiadores de las mentalidades ya no suponen (como lo suponía Braudel) que los individuos son prisioneros de su cosmovisión y ahora concentran su atención en las “resistencias” a las presiones sociales.

Si consideramos el movimiento en su conjunto, en las estanterías de la biblioteca vemos una serie de libros notables a los que es difícil negarles el título de obras maestras: Los reyes taumaturgos, La sociedad feudal, El problema de la incredulidad, El Mediterráneo, Los campesinos del Languedoc, Civilización y capitalismo. 

Mencionar sólo los más importantes logros de la historia de Annales supone hacer una lista impresionante: historia orientada según los problemas, historia comparada, psicología histórica, geohistoria, historia de larga duración o largo plazo, historia serial, antropología histórica.


Padres e Hijos: Tamaño y composición de las familias

Hay datos de Lowell Gudmundson en Costa Rica antes del café (otro texto aquí), que cuestiona Eugenia Rodríguez Sáenz, docente del curso en su texto Hijas, novias y esposas. Familia, matrimonio y violencia doméstica en el Valle Central de Costa Rica (1750-1850).

Afirma el autor (con base en el censo 1843-44) que el 76,5% de los hogares eran encabezados por mujeres y que el promedio de hijos es 4,5 - 5, incluyendo sirvientes.

Sin embargo, la autora estudia mortuales, aceptando la limitación de que serán solo las relativas a uniones formales y con patrimonio, y encuentra por ejemplo que el 68% de las familias eran de 6-7 miembros. Encuentra umbrales económicos por ocupación: los dos extremos tienen menos hijos en promedio que los estratos intermedios. Podría deberse a una más alta mortalidad en el estrato más bajo y una más tardía unión matrimonial en el más alto.

Antes del café ya la diferenciación social tenía una clara dimensión demográfica que el café vino a profundizar.

En el caso de los hombres, en el estrato más bajo había menos casados (quizás por falta de dinero) y en el más alto también (quizás por peso de la autoridad paterna para seleccionar pareja y momento de vida para el matrimonio).

En el caso de las mujeres, la dote incide muy linealmente pero podría haber otras formas legales pues era cara, como préstamos o la convivencia con padres como forma de apoyo mientras compraban casa.

En el estrato más bajo había más hijas casadas que hijos y en el más alto a la inversa.

También analiza una dimensión geográfica. En Cartago había menos miembros que en el resto del Valle Central, quizás por condiciones ecológicas, económicas y sociales poco favorables.

En San José, la edad de matrimonio era menor que en otros lugares.

Se reconoce que había un alto subregistro pero se asume lineal, por lo que no afectaba.


martes, 27 de agosto de 2024

Los marxistas bitánicos

26 de agosto 2024

En Gran Bretaña, por su parte, se desarrolló un movimiento llamado los marxistas británicos. (Sobre autores marxistas en general ver aquí y aquí)

Surge en 1966 el concepto de historia desde abajo, con indagaciones alternas. Estudian lo popular, los oficios y hay un cambio en las fuentes: historia oral, aportes de la antropología y la sociología. Se estudia la cultura popular: diversiones, sociabilidad, etc.

El tema de la transición del feudalismo al capitalismo, el concepto de clase (y sus luchas) y los modos de producción son muy importantes. La economía es esencial de base.

Busca un público lector más amplio, lo cual paradójicamente revivió interés por la historia tradicional. 


Premisa básica: Hay actores sociales históricos anónimos, que se reconocen como agentes y cuyas acciones impactaron.

Polémica: quienes conforman una clase, discusión sobre los criterios. Además, las clases si bien es cierto estaban segregadas, había costumbres compartidas.

Crítica: no se atienden sectores fuera de estas clasificaciones, por ejemplo mujeres no empleadas formalmente o trabajadores no asalariados. Además que sobredimensiona lo económico, minimizando las acciones y experiencias de la clase trabajadora. 


Autores como George Rudé, Christopher Hill, Eric Hobsbawm, E. P. Thompson, Raphael Samuel, Eugene Genovese, Carlo Ginzburg, Rodney Hilton, Dorothy Thompson, Maurice Dobb

Pertenecían casi todos al Partido Comunista pero muchos lo abandonaron en 1956 con la invasión a Hungría.

Crearon en 1952 revista Past and Present

Esencial: De tendencia estructuralista en la que las relaciones sociales son decisivas en la formación de la conciencia de clase. Incorpora la perspectiva cultural al determinismo económico.

Problemática común: dónde inicia y termina una clase, qué es capitalismo, qué es feudalismo.

Clases interrelacionadas, reconoce agencia de clases bajas.


Studies in the development of capitalism (1946, Dobb): Origen del capitalismo s. xvi, feudalismo cayó por ineficiencia, reconoce relaciones capitalistas en agricultura, revueltas de s. xvii nueva clase dominante.


Rodney Hilton: Analiza campesinos en el feudalismo como agentes políticos, como la fuerza motriz de cambios y que reivindica conceptos como tierra, libertad, abolición de las rentas o servicios. Resalta el papel de las ciudades en la sociedad feudal, lo que no era frecuente.


Cristopher Hill: la revolución impulsó el capitalismo. The English Revolution 1640. Reconoce tres grupos: (1) terratenientes, aristocracia y hacendados; (2) Clase media y (3) No propietarios, asalariados. Analiza la importancia de la religión.


Eric Hobsbawm: principal historiador marxista. Diversas materias hasta jazz. Más reacio a rechazar el modelo de la superestructura, coloca a la clase obrera en la lucha de clases.

The Age of Extremes (1994). Revolución dual: francesa e industrial. Las tradiciones inventadas por las élites para justificar la existencia de las naciones.

Rebeldes Primitivos y Bandidos: estudio sobre los bandidos sociales como formas arcaicas de movimientos sociales. Bandolerismo como agencia de las clases subalternas. Ejemplos de Costa Rica: Pilar Jiménez (que no es Pilar Jiménez) y Viviana Gallardo.

Crítica: Análisis folclórico, hay otras formas de criminalidad, la lucha de clases es un fenómeno de la era industrial moderna.

Analiza la revolución como cambio social.

La Era de las Revoluciones. La Era del Capital y La Era del Imperio. Trilogía que analiza la Revolución Francesa, el despliegue de la industrialización, el establecimiento de la economía capitalista y el rol de inventos como el ferrocarril, y los imperios mundiales, apogeo y catástrofe de la burguesía liberal, golf y negocios, aspiraciones de las clases medias.

Hay además publicaciones de tipo metodológico.

Historia del s. XX


E.P. Thompson

The making of the English Working Class. Estudia imperios. Polémicas con Louis Althusser y debates eternos sobre las categorías del marxismo.

Critica el determinismo económico.Las clases sociales son un fenómeno esencialmente histórico (vivencia, sentimientos, cultura).

La miseria de la Teoría.Se aparta del determinismo histórico marxista. Reconoce a la clase trabajadora con subjetividad propia, con conciencia. Historia no es etapista (con etapas definidas).